miércoles, 5 de marzo de 2025

URDÓN Y RANERO

Es increíble como puede cambiar la perspectiva que se tiene de un lugar, simplemente por estar o no en él en el momento adecuado, es lo que me había ocurrido a mi siempre que me había animado a ir a pasar unos días al desfiladero de La Hermida, es uno de esos sitios que no se quien alguna vez te dijo que es para visitar en verano, y uno va y se lo cree... hasta que de primera mano compruebas que allí no hay quien pare en esas fechas, no hay quien pare de manera literal, pues los estacionamientos que hay para ello son muy limitados, si a ello le unes el calor sofocante y la humedad del Deva el cóctel cuanto menos se vuelve agobiante. La última vez me juré que ya no volvería, claro que aquella vez no pensé que en febrero y cuando las borrascas entran de sur allí puedes estar en mangas de camisa, y lo que una vez miraste abrumado y asqueado, otra vez se torna paradisíaco. 

El fin de semana pasado quedé con el pequeño/gran Jaime, para ir a darle un pegue y que al final fueron dos a "La cañada real", es una vía situada al comienzo de la canal de Urdón, en una pared que no pasa para nada desapercibida, o quizás si entre tantísimas que hay... la vía fue abierta por Campe con la ayuda de Snoopy. Decir que nos encantó, aunque eso dicho por dos enfermos de la rocaína tampoco es que sirva de referencia... lo que si es creíble y que se puede apreciar es el gran amor y trabajo puesto por parte de los aperturistas, una vía para disfrutar con el arnés cargado solo de expresses, que sin sobrar para nada ninguno de todos los bolts de 12 que hay ubicados, si que están siempre donde las alas empiezan a desplegarse... chapeau y muchísimas gracias por el currazo que se metieron para que otros pasemos una agradable mañana.








Otro sitio del que llevaba mucho tiempo detrás de él era Ranero, me habían hablado muy bien de la calidad de la roca y sobre todo del estilo de apertura, que eran cortas de alrededor de 100 mts también, pero es tan fácil como hacerte otra si te sobran fuerzas, los rápeles de bajada te dejan casi que en la mochila, al menos en la parte de la pared a la que nosotros fuimos.

Hicimos la Beti bakarrik, le dije a Jaime que escogiera la que él quisiese, y como me quiere tener pronto por allí de vuelta supo bien como engatusarme. Super recomendable pequeño/gran viote, y una amable bienvenida para darse cuenta de la que los siempre "fuertes vascos" prepararon en esos bonitos muros.