martes, 27 de junio de 2023

LOFOTEN PARADISE


El verano pasado tuvo lugar nuestra interminable travesía en velero para intentar llegar a la costa de Groenlandia, con el resultado final de no poder desembarcar por la banquisa ártica que nos lo prohibió, quizás una mala gestión de la logística siempre tan importante, quizás adelantarnos nosotros a la temporada óptima o ella retrasarse, o quizás y ésta la mas sensata; que la naturaleza siempre tiene y tendrá la última palabra.

Aquello fue un verdadero infierno puesto que los seis tripulantes de aquel velero a excepción de su capitán no teníamos ninguna experiencia en navegación, y lo que iban a ser tres días para cruzar de Islandia a Groenlandia, que ésto mas o menos es llevadero por cualquiera, se convirtieron finalmente en nueve, que es muy distinto y desesperante.

Cuando el viento paraba de soplar el barquito recuperaba su horizontalidad, entonces Vicente, el capitán, recogía velas y fregaba nuestras potas esparcidas por todas las estancias del velero antes de que la hambrienta madera se las tragase para siempre. Por unos pocos minutos todo se tranquilizaba, pocos, porque había que seguir desplazándose y ahora al motor de explosión le tocaba salir a jugar, puede que para una hora, para cinco, o para un día o dos de continuo...entonces el ruido se hacía insoportable y el benceno producido por la combustión corría a sus anchas por nuestros pulmones.

Supongo que cada uno de los allí presentes empleamos nuestras técnicas mentales para llevar aquello de la mejor manera posible, como cuando estás escalando en una cara norte jodido de frío, y después de muchas horas de actividad y asegurando al compañero en un interminable largo, él te grita que no ve claro por donde continuar mientras están apunto de saltarte los empastes de los dientes debido a la temblequera, de allí no puedes escapar y mas vale mantener la calma, pues en el velero lo mismo, de alguna remota forma también somos marineros jeje...

Mi simple técnica consistió en aferrarme a la única guía de escalada que encontré entre todos los libros de hielos y navegación de Vicente, y de los que yo no quería saber nada. Me topé así con un exótico destino llamado Lofoten, en el que yo nunca hubiese puesto la mira, al menos a corto plazo.

Nada mas volver a casa ya estaba engatusando a los colegas para que al siguiente verano estuviésemos empotrando las manos en el ártico Noruego, y lo conseguí!!

Circo del Vagakallen norte

Pues hace apenas una semana volvimos de las islas Lofoten y todavía me sudan las manos cuando por la noche antes de dormir recuerdo algunos de los largos épicos de las vías que pudimos hacer.
De las mas de dos semanas que hemos estado por allí nos han quedado unos diez días para poder escalar, el viaje comenzó con los cinco o seis primeros días lloviendo o incluso nevando. La mayoría de la gente que ya había estado nos recomendó mas bien junio que julio por ser algo mas estable, pero nosotros libramos por los pelos, si llegamos a adelantar el viaje en una semana nos hubiésemos comido los mocos, pues al parecer llevaba un mes sin parar de precipitar...
Lo que si tienen estos dos meses en común son las veinticuatro horas de luz perpetua, una auténtica gozada para compaginar la farra nocturna con al día siguiente meterse en una vía de cuatrocientos metros a las dos de la tarde, cero estrés por picar vivac.

Silmarillion, sector Gandalf

Lofoten reality, sector Paradiset

Turborg classic, sector Alkolveggen

Doktor spirit, sector Alkolveggen

El pueblo de Henningsvaer al fondo

Aproximando al Presten

Así es una noche en el ártico...

The codfather, en el Presten

Pared del Alkoholveggen,
diedros a gogo

La escalada en Lofoten se rige por la autoprotección total en fisuras sobre un granito compacto y alucinante. De los sitios que visité hasta la fecha y de similar estilo, oeste americano incluido, es donde mas he visto forzar la escalada limpia, allí el taladro da la impresión de que suena poco o nada, y no es eso de que para conectar esta fisura con aquella te meto dos chapas para ir a gusto...no, doy fe de que no lo hacen, y sin embargo la vía está ahí y existe, simplemente te colocan en la guía el símbolo de un corazoncito con alas y uno ya sabe a lo que se enfrenta y si le apetece jugar o no...a veces te encuentras esa desolada chapa, pero se puede palpar que ha habido mucha batalla para poder pararse a meterla.
No voy a ahondar mas en el estilo, pero a mi en particular me causa respeto, admiración y envidia.

Varkat, en Jomfru pillaren,
se nos ve chiquitines ahí...

Smutthullet, en Paradiset

Svenske diedret, en Paradiset

Vagakallen, el "pilar Bonatti noruego"

Los compis en Pan, Geitvika

Cumbre del Presten

...y la del Vagarisset

Para repetir todas las vías que nosotros hicimos es necesario un juego y medio de friends, repitiendo los medianos y otro completo de fisureros, y dependiendo de la dificultad del largo y del nivel de uno mismo pienso que dos juegos de friends se hacen necesarios, desde lo mas pequeño que tengas por casa, todas las reuniones son a montar.

Pues otro destino para repetir mas pronto que tarde y no solo lógicamente por la calidad de la escalada, sentarse en cada reunión para asegurar al compañero cuando éste ya no te ve, echar la mirada atrás y contemplar el paisaje, era para no terminar de creerse donde estabas, imposible abarcar tanta belleza paisajistica con nuestros torpes sentidos.

A cualquier sitio con éstos...

Hasta pronto!!